lunes, 9 de junio de 2008

OTRAS REFLEXIONES SOBRE EL CINE COMO ARTE

He decidido. Autorizo que mi cuerpo sin vida sea parte de la utilería de una obra cine; solicito que esto sea cierto. Pero también me permito la libertad de decidir sobre mi futuro mientras esté vivo y como muchos saben, en mi porvenir hace parte fundamental el cine. He dedicado los últimos cuatro años a admirar mucho cine, a pensar y analizar el cine, a estudiarlo, a conversar sobre él, a vivir el cine, a concebir qué es cine. A amarlo, respetarlo y hasta odiarlo. La palabra "cine" para mi es sagrada.

Yo voy a hacer cine. Así que quiero compartir mi propia percepción de mi arte, para que comprendan un poco mi delirio y de paso cuestionar algunos puntos de la institución a la que el camino me trajo.
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Un universo. Un mundo; una humanidad en aquel lugar. Un invento humano. Por un lado una serie de mágicos artefactos que permiten capturar impresiones visuales y auditivas del mundo, lo suficientemente fieles a las que perciben los ojos y los oídos de un cerebro humano. Por otro, unas increíbles máquinas complementan el invento emitiendo aquella ilusión de realidad, que engaña a las personas y además se la expresa. De esta nueva posibilidad de plasmar la realidad surgió un nuevo arte.

Ya varias generaciones de hombres nacieron luego de este invento que modificó la misma dinámica de la sociedad. Yo hago parte de ellos.

Luego se fundó en el mismo mundo de aquellos gloriosos inventos una institución educativa que ofrece preparar y entrenar personas a cambio de dinero. Los privilegiados pueden escoger diferentes profesiones entre las cuales se encuentra una llamada: dirección y producción de cine y televisión, lo cual hace suponer que en el futuro lograrán ejercer las profesiones que comprenden dirigir y producir cine y televisión.

Veo escrita esta propuesta y la leo muy incrédulo, ya que algunas "y" las reemplacé por "o" en algún momento del proceso y se hizo angustioso e insípido. No culpo solamente a la universidad, yo tengo también responsabilidad; mejor digamos que se debe al no armónico sistema actual del universo, que hace todo parte del caos: el cine, la universidad, todo y yo. Hay varias formas de interpretar la promesa de la universidad. Empiezo con las palabras cine y televisión.

Por un momento pensemos siendo negativos y ciegos; digamos que ninguna realización audiovisual es considerable como arte o que aún no puede ser comparada con las artes que han acompañado a la humanidad desde su origen. Que por mucho es un medio de información y entretenimiento popular. Perdiendo la esperanza, el cine y la televisión serían lo mismo que película para auditorio y video para pantalla, respectivamente. La diferencia sería solo física.

Todavía se enfatiza que su diferencia se debe a cuestiones de formato; al tipo de invento que relacionan con la duración del resultado audiovisual y el lugar de emisión. Entonces el cine sería un audiovisual filmado en película con un tiempo estandarizado para ser emitido en salas de auditorio que asume una forma ceremonial. La televisión se supondría una grabación en video con cámaras digitales que registran magnética o electrónicamente las imágenes que serán trasmitidas o reproducidas en pantallas más pequeñas, caseras o portátiles. Esta tangencial interpretación es común en personas indiferentes a los audiovisuales.

No creo que haya sido una cuestión puramente accidental el hecho que la universidad incluya la carrera en una facultad de artes. Lo cual abre la posibilidad futura de proponer la formación de pintores, músicos, poetas, arquitectos, escultores, actores, escritores etc. Aquí se logra intuir cierta contradicción en el orden de las cosas. Los estudiantes y la institución no siempre ven en la realización audiovisual un camino artístico. De todas formas hacer cine y/o televisión no tiene porque encararse necesariamente como un arte, pero la universidad se arriesgó en teoría a eso. Es así que como estudiante próximo a graduarme, sigo chocando con una paradoja.

Propongo como ejercicio leer lo que sigue de este texto, interpretando algunos conceptos importantes de la forma en que yo lo hago. Primero confieso que soy de los que por credulidad y/o por convicción creen que el cine es arte. Me he convencido de esto para no confundir mis ideas arriesgándome a no ser entendido por los demás. Una obra cine es entonces una realización audiovisual tratada artísticamente. Esta premisa acorta y redefine la diferencia entre cine y televisión; ¿acaso no se puede apreciar una obra cine por un canal de televisión? ¿En realidad todo lo que se proyecta en una sala de cine es realmente cine? No puedo ya concebir que hacer cine signifique un negocio donde se invierte más dinero para usar herramientas y recursos más costosos. Si esto fuera absolutamente cierto preferiría no jugarme la vida por el cine. Para luchar por el cine y llegar a morir en el intento hay que asumir de otra manera su concepto. Pero ¿qué es arte?

Esta pregunta tan corta pero tan relativa, aún sigue siendo pilar de mis reflexiones. Hace poco que estoy buscando su respuesta y todavía ella sigue siendo terriblemente abstracta. En mi cabeza chocan muchas visiones del arte pero quiero por ahora comentar que en cierta forma significa compromiso. Asumir responsablemente la libertad de la expresión artística. Ser totalmente conciente del gran privilegio que compromete el crear obras que expresen mi vida y la de la humanidad. Es un gran sueño y plan de vida lograr ser llamado artista; por más actitud de artista que se viva, sin obra soy solo un vago. Lastimosamente en la universidad no tuve la inteligencia ni la astucia para hacer cine mientras aprendía el lenguaje del cine. Y es por esto que siendo estrictos con las palabras, no soy todavía un cineasta. Soy un realizador audiovisual activo que sueña con ser un cineasta con la suficiente habilidad e intuición para expresar mi mundo interior y exterior por medio de imágenes y sonidos. Esta gran pretensión supone un nuevo modo de vida que me llena de retos y me da energía vital para seguir despierto y soñando. Soy optimista y quiero creer que tengo a disposición aquellos espectaculares inventos y la libertad para crear aquellas ilusiones que quiero brindar a otras personas que como yo viven o vivirán. He asumido un hermoso privilegio y debo ser responsable de ello.

Ya me suena extraño la afirmación: mi próximo proyecto lo haré en cine. No hay mala intención por parte del realizador que dice eso, tampoco esta mintiendo ni siendo demasiado pretensioso. Solo que diciendo las cosas de esta forma se limita el cine de nuevo al formato película. Soy admirador del filme; las posibilidades plásticas del celuloide son increíbles y mágicas: Antonioni hacia notar que la película es hipersensible a la realidad física a cualquier luz, incluso en la aparente oscuridad. A mi me encanta la cámara de filme con su mecánica de reloj tragatiempo y su gran óptica artificial. Respecto al rito de ver una película en sala con auditorio, Bergman muy conmovido se dio cuenta que sumando en una hora los instantes que comprenden el cambio de una fotografía a otra a una velocidad de 24 por segundo, se llega a increíbles veinte minutos de oscuridad total frente a nuestros ojos. El conjunto de inventos originales que compone el filme me pone poético y me hace sentir también un ilusionista pero no es de ellos de los que ando enamorado, es del lenguaje del cine.

El video es muy asociado directamente con la televisión. Recordemos que la antigua televisión se hacia toda en película, luego la grabación magnética aceleró y abarató su producción, afectando directamente la calidad tanto en la forma como en el fondo. Pero en realidad veo a la televisión más como un medio masivo que como una estética o técnica en particular. Yo mismo me aproximé al cine mediante la tv. La llegada del video impactó el quehacer audiovisual revolucionando sobre todo al negocio más no tanto al lenguaje. Varias obras cine grabadas en video confirman que el arte trasciende siempre su técnica de realización. El cine lo hace con más facilidad porque no es solamente un arte plástico, también es narrativo, dramático y musical (entre otras). El lenguaje del cine es tan amplio que comprende una cantidad enorme de recursos y posibilidades expresivas propias y compartidas con otras disciplinas artísticas y otras más prácticas, que las alternativas técnicas actuales y futuras no comprometen gravemente mi arte; es más, le brinda otras libertades que cineastas y cinéfilos necesitamos. Es muy probable que algunas de mis obras sean cine interactivo en video para reproductor de dvd o cine grabado para televisión de internet, en esas posibilidades no hay contradicción alguna. Continúo reflexionando sobre la promesa de la UMB, que supongo similar a otras universidades.

El cine es un arte grupal. Diría yo que es resultado de un organismo compuesto por varios individuos con funciones entrelazadas pero particulares. Dentro de la dirección y producción de cine existen muchas profesiones que en el transcurso de la carrera cada estudiante a conocido y probado para encontrar su habilidad propia. Ser un experto en todas las áreas es imposible pero ahora veo claro que si quiero hacer cine tengo que aprender también a producirlo aunque yo no sea un hombre práctico. Y como la idea es hacer mi cine y el de mis amigos antes de morir2 pues tengo que especializarme además en una técnica cinematográfica. Yo neciamente he pretendido desde el comienzo ser un director de cine; un autor de cine, guiado más con la intuición que con la cantidad de habilidades necesarias, pero se que la dirección y la producción específicamente son dos oficios mutuamente dependientes y en este mundo es frecuente que tengan motivaciones opuestas, tristemente. Asumir las dos afronta esa contradicción y niega la que sentí al estudiar en la universidad. Así queda todo resuelto a mi favor.

Hace unos días escuché los alientos de Luis Ospina: "todos somos directores de cine hasta que se demuestre lo contrario"; estoy convencido de esto porque me niego a aceptar el elitismo excluyente que envuelve al arte que impide el llamado renacimiento del cine colombiano. Analizando esta invitación pienso que el cine también es un arte natural a pesar de ser el más artificial de todos, ya que la imaginación audiovisual es innata en todos los humanos y que todos la plasmamos así sea en los sueños. Un cineasta se dedica a compartir esos sueños propios a sus semejantes mediante la magia del cine.

Si bien soy sincero con estas palabras, no quiere decir que mi percepción de las cosas sea correcta y absoluta. No soy tan obtuso para ser intolerante con otras posturas frente al cine, las respeto y las puedo admirar.

Me doy por bien servido con que mis colegas discutan y hasta nieguen mis propuestas; el objetivo es que se cuestionen un instante la naturaleza del arte y la profesión que han elegido y lo compartan con los demás.

Sus palabras son para mi muy valiosas: http://www.blogger.com/.

OSCAR PICO

3 comentarios:

Yo dijo...

Como sujeta externa estoy convencida que el cine es un arte. Aunque también diferencio los diversos tipos de "cine" que nos proponen, creo que como muy bien lo mencionaba ud, en el cine (entiendase con el significado popular de la palabra)convergen otras artes como la música, la pintura y la fotografia; la calidad de estos elementos concomitantes hacen que una persona según su apreciacion y su definicion que da a la palabra arte, decida si para el una pelicula determinada es o no "arte".
Desde mi total desconocimiento por las tecnicas y la maquinaria que se mueven dentro de la llamada industria cinematografica, solo puedo asombrarme por los efectos que lográn transmitir, hay situaciones que parecerían impensables de realizar, incluso el solo hecho de producir pasiones y emociones, aun sabiendo que lo que vemos no es real me parece fantastico.

Espero que cuando pases de vago a artista puedas confirmar mi tesis.

Saludos!

Frank Morris dijo...

La poscision critica es valida porque permite analizar el arte.

Ayuda a adquirir criterios.

Muy buen post.

Saludos

Anónimo dijo...

Hola. me ha gustado éste texto. me siento identificado con algunas cosas. Soy estudiante de teatro en medellín, y aunque el teatro y el cine guarden diferencias, son en esencia, lo mismo. una representación de la vida, del hombre y sus lides, ya sean cotidianas o fantásticas, trepidantes o profundas.

Me seguiré pasando por aquí a chismosear.