viernes, 12 de diciembre de 2008

TOMAHAWK

¿Cómo puedes sonreír cuando se siente tan crudo? Las lecciones mal aprendidas duran toda la vida...

¡La importancia de las mentiras! Imagina que todos te dijeran la verdad: «amor, te he sido infiel. Pues sí, verás, tenía ganas de variar el menú y se me antojó una rubia que pillé hace unos meses» o «no hice mi parte del trabajo porque anoche la pasé de coca y licor». Lo sé, y tu también, sería desastroso, difícilmente lo soportaríamos, nos hace falta mentir, mentirnos a nosotros mismos, levantarnos cada mañana y pasar una nota mental con algo así como: «Soy todo un pillín... No hay mujer que me diga "no" (gracias a Dios y a los milenios de evolución recibiendo esta misma contestación, los hombres estamos ya dispuestos psicológicamente, por genética, a recibir un "no" como respuesta, lo cual nos evita bajonazos morales y facilita la vida. Ve a ver como reacciona una mujer con un "no" como respuesta a sus peticiones)». Entonces, ¿qué es lo que nos jode de las mentiras? ¡Hombre!, sencillo, que no sean buenas, que no sean creativas, que se destapen con facilidad. Hay situaciones en las que una mentira puede ser algo descabellada, no demasiado, y aún así no habrá quien te la refute, pero todos dudarán, como cuando llegas tarde al trabajo o a clase y dices: «Estaba en un trancón»; difícilmente alguien te dirá que es falso, pero todos lo dudarán, ¿por qué? Porque ellos usan o han pensado usar la misma puta mentira, y aquí es donde cabe ser creativos a la hora de mentir, eso además tiene su tufillo, por supuesto falaz, de sinceridad; un ejemplo para el caso, eso sí, actuando con total naturalidad: «Discúlpenme, la verdad se me hizo tarde porque dormí poco, la pasé toda la noche follando»... En fin, la verdad son idioteces, lo importante es que la mentira nos es necesaria para soportar aquello que no queremos en nosotros.

Lo verdaderamente ridículo es que nos mintamos para apartarnos de lo que queremos.

lunes, 28 de julio de 2008

¿HÁGASE LA LUZ?

Siempre me he retenido a comentar sobre estos mensajes que llegan a mi buzón de correo, de vez en vez, ciertamente con un cariño especial. Pero hay una frase en él que me interesa mucho, pues es una frase que coquetea con las ideas terribles que cocino en mi cabeza. Hoy quiero dejarte conocer algo más de las procesiones que zapatean los puentes que unen mis entrañas.

"Recurre a Él si el cansancio y el estrés ya no te dejan. Él te da esfuerzo y multiplica tus fuerzas si ya se te acabaron".

¿Cuál es el papel de dios en este universo, en esta vida, en el espacio-tiempo? (la minúscula es a propósito, si el que lo lee no es católico podrá poner ahí cualquiera que sea el nombre de su dios).

Esta pregunta es sumamente delicada, sumamente seria y de implicaciones catastróficas si no se está convencido de un par de cosas en la vida. Sin embargo entrevé una pequeña intersección entre dos mundos, hoy claramente diferenciados, en la academia, la teología y la vida. La fe tradicional y ciega y la fe crítica.

La pugna está basada en las metáforas que inundan los libros religiosos, léase la Biblia, el Corán, la Torá, los escritos milenarios budistas, piedras, jeroglíficos o lo que sea, digamos también que a Borges, Sabato, Kundera, Kerouack, todos, después de todo, son obras literarias, plagadas de tropos que ponen a prueba la inteligencia o la estupidez humanas. No pienso citar las cosas que han dicho incluso renombrados clérigos actuales, no. Pero dentro de esta búsqueda que he llevado a cabo, con más fe que seguridad indudablemente. He llegado a dos conclusiones que son intuidas por la frase que has escrito.

La primera de ellas tiene implicaciones más profundas que no voy a tratar hoy. Tiene que ver con el verdadero papel de dios, y digo el verdadero para desligarlo de una buena vez de su papel de dependiente de mostrador, ¿recuerdas la frase de Sui Generis?: "Dios es empleado en un mostrador, da para recibir". Además de los espejos de este verso los miles de espejos en los libros que ya trataré alguna vez en mi novela o en algún lado. El cielo es un espejo, el infierno el reflejo, o viceversa, pero siempre sucede que dar es el camino más corto para recibir, y acá entra otra conclusión enorme y mía: Cierto es que si eres bueno, sólo pueden pasarte cosas buenas. Este mundo necesita más gente buena y menos cristianos, pero esto lo explicaré otro día.

Despojado del delantal de dependiente, porque intuyo que dios poco o nada puede hacer por nosotros; su papel se limita, sin desprecio, al de motivador, al de impulsor; casi por el sólo hecho de creer en él, quienquiera que sea, se imbuye en la gente incluso de la peor calaña, cierta gana de vivir. Digo que poco o nada puede hacer porque si él pudiera hacer algo y no lo ha hecho, como bien puedes ver en los diarios, la televisión, los blogs y en las caras de la gente; sería dios un ser detestable, con una creación al borde del acabose y cruzado de brazos. Hasta acá elimino, y por ahora lo dejo así, la implicaciones físicas y metafísicas del libre albedrio, el cual en ningún momento es incompatible con mi planteamiento. Por otro lado, si en verdad tiene poder de cambiar este mundo, se le ha venido haciendo tarde para miles de niños que no tienen la culpa de las guerras de los hombres y mujeres que pueblan este planeta, para apersonarse el sida, el cáncer, el calentamiento global, la fisión nuclear, los amores, los desamores, los créditos altísimos, las cadenas de abastecimiento, los computadores... Ahora bien, si resulta que sí lo ha hecho y se esgrimen milagros para corroborarlo, diríamos que es selectivo y solo ayuda a algunos pocos que bien lo veneran, que bien siguen y promulgan su gracia y, entonces tendríamos un dios vanidoso que se ufana de su poder y se vanagloria de la gloria que le profesan y en recompensa por tan ciega alabanza colabora con ellos. Ninguno de esos dos: ni el relajado negligente ni el vanidoso complaciente: me parecen cualidades del dios que creo prefigurar en mis horas de meditación. Por eso tu frase impacta, porque es compatible, es su presencia sola, su creencia la que nos da ánimos para seguir y la que nos orienta. Pero acá puede haber más tema para cortar que lo dejaré para otra vez.

Es este dios, el dios motivador el culpable de todo (si no te gustan las palabras, por la mala fama de ellas, es hora de dejar de leer). No es por él que hay montañas ni hombres buenos y malos, sino por lo que él diseñó: un universo regido por una serie de normas o leyes, o por un sola gran ley que gobierna desde la fisión nuclear hasta las ganas de besar. Y él, entonces solo puede admirar su obra y maravillarse de los distintos rumbos que toma, rumbos que ni siquiera él pudo predecir. Sí, yo creo que él se maravilla incluso del mal, de las guerras, del hambre y la riqueza desmesurada, y dice, -esto era lo que quería, un universo que pueda avanzar, tropezarse, retroceder y cambiar y forjar sus designios-. Dime, ¿Qué puede haber más maravilloso que ver su creación tomando rumbos y evolucionar o involucionar?, ¿acaso ver que todo marcha de acuerdo a un plan determinado previamente en el comienzo del tiempo y del espacio? No creo. Él motiva pero no escribió la eternidad. habría sido difícil, incluso para un dios. No hablemos de la omnipotencia todavía que hasta en matemáticas hay teoremas.

Cierro con este parrafito de Abaddón EL EXTERMINADOR.

"Pero los seres humanos son ajenos al espíritu puro, porque lo propio de esta desventurada raza es el alma, esa región desgarrada entre la carne corruptible y el espíritu puro, esa región intermedia en que sucede los más grave de la existencia: el amor y el odio, el mito y la ficción, la esperanza y el sueño. Ambigua y angustiada, el alma sufre (¡cómo podría no sufrir!), dominada por las pasiones del cuerpo mortal y aspirando a la eternidad del espíritu, vacilando perpetuamente entre la podredumbre y la inmortalidad, entre lo diabólico y lo divino. Angustia y ambigüedad de la que en momentos de horror y éxtasis crea su poesía, que surge de ese confuso territorio y como consecuencia de esa misma confusión: un Dios no escribe novelas" (Ernesto Sábato).

CAYCEDO BLOOM

EXISTIMOS EN EL EXISTIR

Si por ahí alguien dijo que sólo existimos en el lenguaje, cagó a todos a quienes no pueden lenguajear. No voy a desmentir una teoría que me parece clarificadora, pero sí voy tomar ciertos aspectos y volverlos míos.

El lenguaje es una construcción articulada de formas sonoras y escritas, pues el mundo se construye a medida que vamos articulando estas formas lingüísticas, a medida que lo vamos definiendo y consensuando. Pues, el ser, no la mente, sino al ser es al que yo siempre hago alusión, (piense el que tiene para pensar), es en si mismo existencia, pues no hay ser si no hay quién escriba sobre el ser. En el ser, hay definición de si, de por existir, no se define en el lenguaje, se transmite en éste, pero el ser ya existe, y ya es. La mente, mente o mentis como suelo llamar, no es más que coordinación de información, es la que hace analogías, la que hace procesamientos de ideas, configura un pensamiento a nivel de lo que se percibe, de lo que se aprende, pero la mente no es el ser, pues la mente se enferma el ser se entristece. No explicaré ahora esta diferencia que hago porque me tomará mucho tiempo, y en algún libro por algún año más adelante, quizá, se vea explicado mejor este aspecto de mi parecer.

El ser no se configura, el ser es, por así decirlo, es quién escribe, y no es otro, ni es MI cuerpo, no es un MI, es el YO. El organismo, se puede entender como organismo según la biología, según todos los teóricos biólogos, pero el ser, del que yo hablo, sólo se puede entender bajo 3 perspectivas que no voy a nombrar. (El que piense pensará y entenderá). Pues en el lenguajear configuramos la realidad que es coconstruida y consensuada en conjunto, pero somos y siempre hemos sido el ser en esencia y no en el lenguaje, pues nosotros hemos hecho uso de esta forma de expresión para expresar, pero la existencia, se explica a si misma por su definición, no por lo que construyamos de ella. Por esto denomino el título de este apartado, "existimos en el existir", ya que se define a si misma la existencia, y le damos razón en el lenguajear. Pues lenguajeando no sólo consensuamos, sino que también deformamos.

Tal vez mañana escriba sobre el ser.

ZVI TACUSSIS

sábado, 26 de julio de 2008

SINCERIDAD

Vea mamita, yo lo que le tengo es ganas, ganas de sentir esos labiecitos y ese cuerpecito pegadito, libre de cualquier antiadherente, ganas de que juntitos evaporemos el sudor con la fricción, ganas de ver el blanco de esos ojitos mientras la respiración le sale entrecortada como modulando a cuotas. Me da lo mismo que esté arriba o abajo, a mí me importa es el acto, el juego, esa comunicación de babitas y de tacto. Mi meta es presentarle a cada uno de sus poros mis papilas gustativas, hacer un canje de fluidos, así mi piel se quede encarnada en sus uñas en el intento.

No me interesa crear excusas, listar pretextos para conservar las envolturas como si los cuerpos fueran de alquiler, este cuerpo es mío y lo necesito para tocarla, para que lo maneje a mi antojo pero con su imaginación. Y por qué no, para devolverle el favor, repitiendo la faena cuantas veces sea imposible.

Me fastidia ver caras sonrojadas y vergüenzas de baúl, de esas que guardaban las abuelas. Lo que yo busco son pieles libres, desinhibidas. ¿Para qué celar impunemente lo que se va a podrir?, es mejor agotarlo antes de que se vuelva mortecina.

De qué han servido los azotes y el silicio, ¡¿para gozar con el dolor?! Yo prefiero disfrutar a conciencia. Remordimientos de qué, del éxtasis casi letal; es mejor que la inquisición. Algunos se cubren hasta la horquilla y adoran a un melenudo en narizona posando en una cruz. Yo aborrezco las lógicas eclesiásticas o civiles, lo mío es la lógica de los cuerpos, de los dedos como enredaderas y ventosas, de los dientes con yemas, esos dientes que saben acariciar.

Mi idea es desnudarnos como si la ropa nos quemara vorazmente, después dejar las prisas, consumirnos despacio, vello a vello, calcinándonos poco a poco hasta que sólo queden pavesas.

Esto es lo que yo le propongo, sin preámbulos ni protocolos, sin fingir un “la quiero” o un “me hace falta” pero además sin excluirlos. Lo que le ofrezco es separar lo que nos atrajo de lo que podría pasar más tarde, hacerle caso a los instintos y dejar las mentiras para los falsos, esos que hablan de sentimientos mientras salivan por un orgasmo, con una erección en el bolsillo.

Después de ponerlo todo sobre el campo, de librarse de los rodeos, el escudo, el yelmo y la coraza, luego de extender los brazos para ser un blanco fácil, frágil, mortal; él esperó una respuesta y la recibió. Fue un impacto al mentón y una sarta de improperios que lo incitaban a consumirse en las llamas de no sé qué infierno, a respetar a no sé qué tipo de mujeres, a convertirse en no sé qué tipo de persona. Terminado el sermón ella salió llorando para culminar triunfal su papel de mártir. Él se quedó allí con la verdad en los labios y una frase…

“Las mujeres no soportan la sinceridad”.

ELKIN GIOVANNY MORALES RUA
(Otro pato más en este lago de aguas negras)

miércoles, 16 de julio de 2008

SIN FECHA, ESPACIO NI TIEMPO...

(A Jhon, a Gustavo, a Franco, a miles)

Más de 40 años, y me pregunto ¿Qué es un pueblo? Pregunta equivocada. Yo sé que es un pueblo; sabiendo que es un pueblo, pienso en el mío, me desnudo de falso patriotismo y de nacionalismos baratos, y pienso en Colombia, en su historia, en sus rostros y en palabras.

Suspendo un instante la tradición, la armonía y el calor de quienes la habitamos, me alejo del semblante sano del país y camino hacia lugares lejanos, terrenos que no figuran en la cobertura de la propaganda comercial, zonas que no tienen marquilla en los mapas patrocinados. Ya en estos lugares desconocidos mi piel se eriza al oír historias que parecen leyendas, me cuentan de hombres convertidos en fieras, me dicen que llegan, azotan la vida, la tierra y se marchan. Comprendo la sangre que tiñe el paisaje, asocio el olor perturbador con imágenes atroces, me cuentan y lloran el olvido de sus hermanos, contrapuesto al constante recuerdo de violaciones permanentes, de vejaciones, de humillaciones. Al igual que ellos no encuentro una razón, es más, pienso que es la ausencia de ella la que permite la barbarie de esos seres, y la indiferencia nuestra.

Solo anulando mi pensamiento –como si esto fuese posible- me cabe aceptar la maldad de los hombres, solo viviendo sonambulamente me es posible creer en su existencia… Pero ni así puedo borrar rastros de miseria.

Las carnes descompuestas que se pegan a mis zapatos, los fantasmas de huesos que regados por el campo verde, o el bosque obscuro reclaman regreso a su hogar. Ante mi vida, ante mi historia, ante mi paisaje, permanecen infaliblemente las victimas de eternos conflictos, crímenes cometidos por atroces salvajes, que creen poderlo todo con el siempre cruel poder de las armas.

Los caminos recorre la patria. Deja atrás su legado, los queridos compañeros de vida deben ser abandonados en ríos púrpuras, los oídos se acostumbran al sonido truhán de las balas, los infieles ojos permanecen adoloridos por lo que ven. Son testigos. Eso también duele.

Desde esos lugares lejanos, cuando todos los sentimientos me invaden, donde el llanto se expande, donde el malestar mancilla mi alma, cuando logro idear algo, me aturdo en la idea del absurdo. No comprendo tanta ignorancia, tanta violencia. El eco de la fuerza, la brutalidad tan impactante, tan triste, tan enormemente desgarradora. Pienso en la libertad, en la dignidad en la vida, en las sonrisas, en el dolor, en las mentiras, en los velos; en las mascaras que traicionan al país. Pienso en la hipocresía de quienes reclaman nuestra confianza, en la avidez y avaricia de quienes nos sonríen todo un periodo para luego permitir que nuestros sesos adornen la maleza.

Finalmente caigo en mi burbuja, me alejo de esos distantes lugares, vuelvo a casa y siento un frió de acera, un hambre de días, una herida en mi cuerpo de violaciones pagadas (¡Ja!, como si se debieran) y otras tantas sin pagar, ya ni siquiera puedo respirar. Me golpean, me humillan, se ríen de mí, y me hablan el lenguaje predilecto de mis hermanos: Violencia y Conquista.

Ya no se que es poesía, he olvidado la magia de la música, no deseo más teatro, los libros no son ya lo suficientemente ingeniosos para superar los años de tortura que las generaciones sobrevivientes conocieron, y menos aun para mofarse de la insolencia de quienes la ignoraron, el consuelo de los cómplices, de los espectadores, de los conformistas. El consuelo de un pueblo que obviando esta sangrienta indiferencia sigue su curso al margen también de las zonas sitiadas no por mil hombres, sino por una especie entera. La plaga se expande, pululan sus virus, coja; pero llega, desmoronándose.

La miseria enseña qué es un pueblo: la ausencia de corazón.

VANESSA ESCOBAR

lunes, 14 de julio de 2008

MISANTROPO


Balada No 1 en Sol Menor Op 23 (Fryderyk Franciszek Chopin)

Cual si no bastara con tener mala memoria y la cabeza llena de ideas confusas pululando todo el día, se le hace imprescindible mantener latente la puta duda de lo que fue y lo que parece va a ser... ¿Ser qué? ¡Como si fuese a ser! No son otra cosa que fragmentos coprónimos esos que pasan en impulsos eléctricos entre el pequeño torrente químico donde se da la sinapsis. Pensamientos temblorosos completamente hechos de miedo, hijo del orgullo. Un misántropo digno jamás inclinaría su cabeza ante ideas de arrepentimiento y bondad natural en los seres humanos, ¡jamás!

Temblores a cada instante, gotas tibias y saladas, humedad fría sobre la piel. Impotencia, vergüenza consigo mismo por no ser, por creer. Se culpa siempre que le es posible por detenerse a mirar hacia atrás y elevar plegarias para que eso que ya está pintado en la pared cobre vida nuevamente y termine de hacer lo que se supone debería haber hecho. Es simplemente la mezcla de nostalgia y repugnancia lo que le hace ser tan estulta y veladamente orgulloso, cerril. Ha jugado ya un buen tiempo en ese escenario, lo conoce bien, sabe cuales son los trucos que debe usar y se ha fijado en ellos con tanta fe que desconoce otras maneras, se hizo a sí mismo ser lo que evitaba ser: el limpiador de demonios, quien nunca consigue su fin. Cabe la posibilidad de que alguna vez despierte y deje de ser aquel que no puede llegar a lo que desea, o que deje de desear y de una buena vez decida saltarse todo el proceso y llegue al final para confirmar que lo que fue y no terminó de ser, aunque parezca llegar a ser, no puede ser lo que ya antes no logró ser. Cuando algo nace muerto, nace muerto.

Ha de suponerse que la confusión y el orgullo no se llevan de la mano, pero sí; el orgullo está cuando la confusión le hace creer seguidamente que ha perdido aquello que destacaba entre lo demás, aquello que le hacía brillar entre los demás; entonces aparece en él junto con el orgullo que se yergue más firme, la necesidad de recuperar aquello, de volver, de mirar a atrás y desear con fuerza... Y un deseo lleva a otro y ese a otro, deseando cada vez más, llegando a negarse casi por completo mientras contradictoriamente quiere afirmar que es lo que fue. Seguro lo diagnosticaría acertadamente como una enfermedad de esas que sugieren haber salido de las consecuencias emocionales y psicológicas de una guerra, un efecto secundario que le hace sentir como si hubiese quedado atrapado en angustia, entonces pasa a través de la mimesis desde la ilusión a caer realmente en angustia, y luego de deambular entre su niebla llega a un estado más profundo, la depresión, en ella comienza el proceso de autoflagelación, mutilación emocional y negación, castrando así toda posibilidad de valerse por sí solo; es allí cuando empieza a sentirse en soledad, la carencia que nunca tuvo ahora se le hace manifiesta brutalmente, antes no la había conocido y ahora lo hace débil, un ser despreciable, dependiente, uno más entre los millones que desean compañía, otro ser vulgar, homogéneo a la gleba que lo rodea. Cayendo en lo común se cae en la miseria, todo lo que alguna vez fue quedó disuelto en aquel tiempo cuando se mantuvo en confusión, en todas esas horas que de duda en duda le quitaron la firmeza.

No se es solo por existir, no se es por ser, se es por el hacer. Y era todo lo que había hecho, cuando lo dejó de hacer se perdió en el vacío de lo común, cayó al fondo de lo que la gente vive todos los días. Solo el desprecio es la salida. Abrazar nuevamente la indiferencia sin pensar en lo que fue sino simplemente en ser, es lo que le puede devolver aquello que en su momento creyó perder, eso que dejó ir por el hueco de la duda y la confusión. No tiene por qué mirar a atrás queriendo recuperar lo que por la venenosa incertidumbre se hizo oculto en algún rincón de su ser, lo debe recuperar solo por ser, traerlo de nuevo a la luz no en un intento de ir hacia adelante estando como atrás sino de ir como quiere ir.

BERNARDO BARRERA

domingo, 6 de julio de 2008

SOY CARACOL

(Idea audiovisual)

Una avenida enorme con un separador angosto tupido de caracoles de todos los tamaños y un hombre que va a su casa.

La primera imagen es el sonido de muchos caparazones aplastados por el pie desnudo del hombre joven. El dilema es que para llegar a su destino tiene que asesinar a muchos seres debido a la velocidad de su trayecto. La muerte tanto si se camina en la avenida como en el andén. La solución que ve el sujeto es caminar al ritmo de los caracoles para no asesinar a ninguno ni tampoco ser atropellado por un carro monstruo. La magia viene cuando aquel ser humano empieza a levitar mientras camina hacia su hogar.

OSCAR PICO

lunes, 9 de junio de 2008

OTRAS REFLEXIONES SOBRE EL CINE COMO ARTE

He decidido. Autorizo que mi cuerpo sin vida sea parte de la utilería de una obra cine; solicito que esto sea cierto. Pero también me permito la libertad de decidir sobre mi futuro mientras esté vivo y como muchos saben, en mi porvenir hace parte fundamental el cine. He dedicado los últimos cuatro años a admirar mucho cine, a pensar y analizar el cine, a estudiarlo, a conversar sobre él, a vivir el cine, a concebir qué es cine. A amarlo, respetarlo y hasta odiarlo. La palabra "cine" para mi es sagrada.

Yo voy a hacer cine. Así que quiero compartir mi propia percepción de mi arte, para que comprendan un poco mi delirio y de paso cuestionar algunos puntos de la institución a la que el camino me trajo.
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Un universo. Un mundo; una humanidad en aquel lugar. Un invento humano. Por un lado una serie de mágicos artefactos que permiten capturar impresiones visuales y auditivas del mundo, lo suficientemente fieles a las que perciben los ojos y los oídos de un cerebro humano. Por otro, unas increíbles máquinas complementan el invento emitiendo aquella ilusión de realidad, que engaña a las personas y además se la expresa. De esta nueva posibilidad de plasmar la realidad surgió un nuevo arte.

Ya varias generaciones de hombres nacieron luego de este invento que modificó la misma dinámica de la sociedad. Yo hago parte de ellos.

Luego se fundó en el mismo mundo de aquellos gloriosos inventos una institución educativa que ofrece preparar y entrenar personas a cambio de dinero. Los privilegiados pueden escoger diferentes profesiones entre las cuales se encuentra una llamada: dirección y producción de cine y televisión, lo cual hace suponer que en el futuro lograrán ejercer las profesiones que comprenden dirigir y producir cine y televisión.

Veo escrita esta propuesta y la leo muy incrédulo, ya que algunas "y" las reemplacé por "o" en algún momento del proceso y se hizo angustioso e insípido. No culpo solamente a la universidad, yo tengo también responsabilidad; mejor digamos que se debe al no armónico sistema actual del universo, que hace todo parte del caos: el cine, la universidad, todo y yo. Hay varias formas de interpretar la promesa de la universidad. Empiezo con las palabras cine y televisión.

Por un momento pensemos siendo negativos y ciegos; digamos que ninguna realización audiovisual es considerable como arte o que aún no puede ser comparada con las artes que han acompañado a la humanidad desde su origen. Que por mucho es un medio de información y entretenimiento popular. Perdiendo la esperanza, el cine y la televisión serían lo mismo que película para auditorio y video para pantalla, respectivamente. La diferencia sería solo física.

Todavía se enfatiza que su diferencia se debe a cuestiones de formato; al tipo de invento que relacionan con la duración del resultado audiovisual y el lugar de emisión. Entonces el cine sería un audiovisual filmado en película con un tiempo estandarizado para ser emitido en salas de auditorio que asume una forma ceremonial. La televisión se supondría una grabación en video con cámaras digitales que registran magnética o electrónicamente las imágenes que serán trasmitidas o reproducidas en pantallas más pequeñas, caseras o portátiles. Esta tangencial interpretación es común en personas indiferentes a los audiovisuales.

No creo que haya sido una cuestión puramente accidental el hecho que la universidad incluya la carrera en una facultad de artes. Lo cual abre la posibilidad futura de proponer la formación de pintores, músicos, poetas, arquitectos, escultores, actores, escritores etc. Aquí se logra intuir cierta contradicción en el orden de las cosas. Los estudiantes y la institución no siempre ven en la realización audiovisual un camino artístico. De todas formas hacer cine y/o televisión no tiene porque encararse necesariamente como un arte, pero la universidad se arriesgó en teoría a eso. Es así que como estudiante próximo a graduarme, sigo chocando con una paradoja.

Propongo como ejercicio leer lo que sigue de este texto, interpretando algunos conceptos importantes de la forma en que yo lo hago. Primero confieso que soy de los que por credulidad y/o por convicción creen que el cine es arte. Me he convencido de esto para no confundir mis ideas arriesgándome a no ser entendido por los demás. Una obra cine es entonces una realización audiovisual tratada artísticamente. Esta premisa acorta y redefine la diferencia entre cine y televisión; ¿acaso no se puede apreciar una obra cine por un canal de televisión? ¿En realidad todo lo que se proyecta en una sala de cine es realmente cine? No puedo ya concebir que hacer cine signifique un negocio donde se invierte más dinero para usar herramientas y recursos más costosos. Si esto fuera absolutamente cierto preferiría no jugarme la vida por el cine. Para luchar por el cine y llegar a morir en el intento hay que asumir de otra manera su concepto. Pero ¿qué es arte?

Esta pregunta tan corta pero tan relativa, aún sigue siendo pilar de mis reflexiones. Hace poco que estoy buscando su respuesta y todavía ella sigue siendo terriblemente abstracta. En mi cabeza chocan muchas visiones del arte pero quiero por ahora comentar que en cierta forma significa compromiso. Asumir responsablemente la libertad de la expresión artística. Ser totalmente conciente del gran privilegio que compromete el crear obras que expresen mi vida y la de la humanidad. Es un gran sueño y plan de vida lograr ser llamado artista; por más actitud de artista que se viva, sin obra soy solo un vago. Lastimosamente en la universidad no tuve la inteligencia ni la astucia para hacer cine mientras aprendía el lenguaje del cine. Y es por esto que siendo estrictos con las palabras, no soy todavía un cineasta. Soy un realizador audiovisual activo que sueña con ser un cineasta con la suficiente habilidad e intuición para expresar mi mundo interior y exterior por medio de imágenes y sonidos. Esta gran pretensión supone un nuevo modo de vida que me llena de retos y me da energía vital para seguir despierto y soñando. Soy optimista y quiero creer que tengo a disposición aquellos espectaculares inventos y la libertad para crear aquellas ilusiones que quiero brindar a otras personas que como yo viven o vivirán. He asumido un hermoso privilegio y debo ser responsable de ello.

Ya me suena extraño la afirmación: mi próximo proyecto lo haré en cine. No hay mala intención por parte del realizador que dice eso, tampoco esta mintiendo ni siendo demasiado pretensioso. Solo que diciendo las cosas de esta forma se limita el cine de nuevo al formato película. Soy admirador del filme; las posibilidades plásticas del celuloide son increíbles y mágicas: Antonioni hacia notar que la película es hipersensible a la realidad física a cualquier luz, incluso en la aparente oscuridad. A mi me encanta la cámara de filme con su mecánica de reloj tragatiempo y su gran óptica artificial. Respecto al rito de ver una película en sala con auditorio, Bergman muy conmovido se dio cuenta que sumando en una hora los instantes que comprenden el cambio de una fotografía a otra a una velocidad de 24 por segundo, se llega a increíbles veinte minutos de oscuridad total frente a nuestros ojos. El conjunto de inventos originales que compone el filme me pone poético y me hace sentir también un ilusionista pero no es de ellos de los que ando enamorado, es del lenguaje del cine.

El video es muy asociado directamente con la televisión. Recordemos que la antigua televisión se hacia toda en película, luego la grabación magnética aceleró y abarató su producción, afectando directamente la calidad tanto en la forma como en el fondo. Pero en realidad veo a la televisión más como un medio masivo que como una estética o técnica en particular. Yo mismo me aproximé al cine mediante la tv. La llegada del video impactó el quehacer audiovisual revolucionando sobre todo al negocio más no tanto al lenguaje. Varias obras cine grabadas en video confirman que el arte trasciende siempre su técnica de realización. El cine lo hace con más facilidad porque no es solamente un arte plástico, también es narrativo, dramático y musical (entre otras). El lenguaje del cine es tan amplio que comprende una cantidad enorme de recursos y posibilidades expresivas propias y compartidas con otras disciplinas artísticas y otras más prácticas, que las alternativas técnicas actuales y futuras no comprometen gravemente mi arte; es más, le brinda otras libertades que cineastas y cinéfilos necesitamos. Es muy probable que algunas de mis obras sean cine interactivo en video para reproductor de dvd o cine grabado para televisión de internet, en esas posibilidades no hay contradicción alguna. Continúo reflexionando sobre la promesa de la UMB, que supongo similar a otras universidades.

El cine es un arte grupal. Diría yo que es resultado de un organismo compuesto por varios individuos con funciones entrelazadas pero particulares. Dentro de la dirección y producción de cine existen muchas profesiones que en el transcurso de la carrera cada estudiante a conocido y probado para encontrar su habilidad propia. Ser un experto en todas las áreas es imposible pero ahora veo claro que si quiero hacer cine tengo que aprender también a producirlo aunque yo no sea un hombre práctico. Y como la idea es hacer mi cine y el de mis amigos antes de morir2 pues tengo que especializarme además en una técnica cinematográfica. Yo neciamente he pretendido desde el comienzo ser un director de cine; un autor de cine, guiado más con la intuición que con la cantidad de habilidades necesarias, pero se que la dirección y la producción específicamente son dos oficios mutuamente dependientes y en este mundo es frecuente que tengan motivaciones opuestas, tristemente. Asumir las dos afronta esa contradicción y niega la que sentí al estudiar en la universidad. Así queda todo resuelto a mi favor.

Hace unos días escuché los alientos de Luis Ospina: "todos somos directores de cine hasta que se demuestre lo contrario"; estoy convencido de esto porque me niego a aceptar el elitismo excluyente que envuelve al arte que impide el llamado renacimiento del cine colombiano. Analizando esta invitación pienso que el cine también es un arte natural a pesar de ser el más artificial de todos, ya que la imaginación audiovisual es innata en todos los humanos y que todos la plasmamos así sea en los sueños. Un cineasta se dedica a compartir esos sueños propios a sus semejantes mediante la magia del cine.

Si bien soy sincero con estas palabras, no quiere decir que mi percepción de las cosas sea correcta y absoluta. No soy tan obtuso para ser intolerante con otras posturas frente al cine, las respeto y las puedo admirar.

Me doy por bien servido con que mis colegas discutan y hasta nieguen mis propuestas; el objetivo es que se cuestionen un instante la naturaleza del arte y la profesión que han elegido y lo compartan con los demás.

Sus palabras son para mi muy valiosas: http://www.blogger.com/.

OSCAR PICO

domingo, 8 de junio de 2008

SUJECIÓN Y SEMILLA

¿La verdad? La verdad me cagas, por momentos te amo y ya luego no te soporto. Supongo que la mejor explosión de amor, contigo, sería asesinarte en medio de la euforia sexual. Pero sé que tu has pensado lo mismo y por eso te gusta tanto agredirme, sé que te encanta la sensación de asfixiarme levemente y dejar mi piel arrancada bajo tus uñas... Es por eso que siempre revalúo aquella idea y paso a creer que lo mejor sería simplemente desaparecer, ir lejos y esconderme donde no me encuentres.

La noche que antecedió a aquel día, ese en que nos gritamos y en el que me mordiste el labio después que te abofeteé, había planeado todo: cómo, cuando, con qué, para dónde y por dónde escaparme de ti; sin embargo cuando llegó la hora no lo hice, no lo hice porque tú habías sido mi escape a toda la mierda anterior, lo único que podría encontrar después de ti sería algo peor, así que preferí quedarme a tu lado reprochándome a cada instante el haberlo hecho, pero lo cierto es que no podía ser de otro modo, no era la primera vez que intentaba escapar de ti, y siempre terminé arrepintiéndome en el último segundo, siempre hay alguna caquita de gato que se atraviesa y me hace retroceder, siempre está la puta necesidad, mi vicio.

Algún día lo lograré, sé que lo debo hacer, sé que te debo asesinar mientras ambos estamos coitalmente unidos y perdidos. Solo así podré hacerme a otro vicio, a otra muerte para vivir.

BERNARDO BARRERA

miércoles, 14 de mayo de 2008

PATRIA BOBA

Colombia ha sido descrita muchas veces como una mujer, y con toda la razón, como muchas de ellas por naturaleza se dejó llevar ciegamente del lado más vil de la vanidad, de modo que elaboró una fachada para cautivar y pavonearse con aquellos que la rodeaban, queriendo tener perpetuamente la atención de todos encima, hasta que los cansó, tanto que ninguno quiso volver a figurar públicamente como su «amigo», los únicos que la quieren son el par de conquistadores que, desde que ella comenzó a desarrollar sus encantos, la empalan día tras día pagándole con «favores» miserables. Así es Colombia, una de esas mujeres que en su tonta y aguda vanidad terminó por traicionarse a sí misma y a sus hijos para conseguir el favor del macho más atractivo en la fiesta, un macho que siempre la vio como un simple pedazo de carne, un bocado más que consumir.

¡Ah Colombia! Qué estólida y manipuladora has sido, a falta de buena educación aprendiste el arte de la mentira y el engaño, hoy eres maestra en ellos y das cátedra cada ocho horas en los noticieros, te engañas a ti misma permaneciendo encerrada en el baño frente al espejo, maquillándote para salir a la pista de baile y disimular lo fracasada que eres, porque sabes eso a perfección, naciste ya derrotada (más que tus hermanas siamesas) y te ha pesado toda la vida, ha sido tu verdugo interior; pero peor que él fue el no ser capaz de aceptar públicamente cómo eras para poder recibir ayuda adecuada, siempre te inclinaste por mantener las apariencias y alimentar tu espíritu de ellas, por eso hoy vas vacía hacia un árbol donde primero aprovecharás, como bien sabes hacer, su sombra, y luego sus ramas, que usarás como viga para colgarte y dar fin a tu afligida existencia. Contigo morirán tus hijos, y los que queden vivos no te llorarán, tus enamorados te maldecirán, los sátrapas que consentiste te olvidarán y aquellos que te gozaron como ramera serán tan cínicos que aún muerta te volverán a empalar pues a ellos jamás les ha avergonzado mostrarse como son, necrófilos, crápulas y amantes del vicio; pero como pocos, inteligentes y astutos... ¡Tanto tiempo ensalivando sus falos y nunca les aprendiste eso! Aun en la miseria que siempre viviste insistías tozuda y hasta burlonamente en regodearte en tu inopia y memeces.

BERNARDO BARRERA

jueves, 8 de mayo de 2008

BOGOTÁ CITY: FANTASMAS Y FLORES

Un revolver apuntándome a la cabeza es lo último que recuerdo, por eso no se aún si estoy vivo o muerto. Si estoy diciendo esto, lo más lógico sería decir que estoy vivo, pero cuando se pasa al frente de un espejo y no se ve el propio reflejo... Tal vez los muertos también hablan.

Se siente raro, no veo mi cuerpo pero sé que esta ahí, veo lo que hay a mí alrededor pero no como lo vería usted ¡que seguramente está vivo! Sino que me guía una especie de intuición, como a los ciegos. Ahora sabrá para usted como es que lo ve un ciego.

Al despertar, estaba tendido en una cama y sentí el inconfundible olor a hospital, ese nauseabundo mar de padecimiento a punto de despertar. Me levanté, caminé y abrí una puerta, al salir escuché voces pero durante mi trayecto hacia el exterior ninguna se dirigió a mi, esperaba que alguien me dijera – ¡oiga señor! ¿Que hace levantado? diríjase a su habitación y recuéstese-, nadie lo dijo, era como invisible. Sentí una agradable sensación al oír el ruido del caos citadino y al llenar mis pulmones con el olor de las flores de cementerio. Siempre me ha parecido extraña esa costumbre de regalar flores a los muertos, cuando alguien está enfermo o enamorado o enfermo de amor se regalan porque aquella persona que las recibe puede olerlas, tocarlas, verlas, ¿en cambio si se regalan a un muerto?

Sabía exactamente en donde estaba, pues en ese lugar de la ciudad las catacumbas son vecinas de las camillas. Es perfecto. No sabía a donde ir, no tengo familia ni amigos, así que decidí entrar al cementerio. Mientras caminaba iba tocando las lápidas en un intento por reconocer con el tacto el nombre de mi padre, el ser humano es individualista, egoísta por naturaleza, pues de todos esos nombres a cada quien sólo le importa el de la persona a la que conoció, los demás no interesan, las muertes de esos otros no significan nada.

Seguía buscando cuando una persona se me acercó, supe que era un anciano por el tono de su voz. Me sorprendió al entregarme un racimo de flores. Comprendí que las flores no se regalan a la persona sino a su alma. Me pareció extraño que me hubiera visto pero preferí no preguntárselo, podría parecerle muy extraño a alguien que le preguntasen si ve o no a la persona que tiene en frente. Me invitó a sentarme en una de las bancas para hablar un rato, me dijo que le parecía increíble que una persona en mi condición fuera sola a un sitio como ese. Le expliqué que no tenía a nadie a quien acudir, que los únicos afectos que recibía provenían de las tumbas y que era amigo de crápulas y ataúdes. -Tres metros bajo tierra viven mis amigos- dije. El hombre sonrió y dijo que para ser amigo de los muertos se necesitaba estar muerto también.

Duramos hablando durante un largo rato. Me contó la historia de su vida, sus fracasos sus alegrías, es invaluable la opinión de un anciano, los años se posan en sus viejas carnes tatuando una resistencia a esas mismas cosas que hoy me tienen aquí. Me di cuenta de que hasta ahora no había aprovechado mi vida. Luego me preguntó acerca de mí, se dio cuenta de mi estado de salud y me preguntó si había sufrido un accidente. Enseguida le conté mi historia: Era imposible centrar mi concentración en la lectura pues desde hace un tiempo venía deseando el fin de mi existencia y no podía fijar mis pensamientos en algo más que en la muerte misma, había planeado cada imagen y cada detalle del momento agonizante, imaginaba y repasaba la forma en la que transitaría hacia la infinita esfera de los olvidados, tenía la esperanza de que esa añorada maquinación con la que creía moriría sensatamente coincidiera con mi destino, pero ahora me sorprendía, la antesala de mi fallecimiento no era tan apacible ni mi nostalgia tan avasalladora como lo había fraguado, codiciaba vanamente el momento de ser ahogado en la armonía y la concordia con el mundo y trataba de sugestionarme para lograr el tan ansiado placebo, no estaba dispuesto a dejarme vencer, lucharía por ese último deseo, quería morir como lo había planeado. El esperado elixir de paz y desolación era reemplazado por un reflejo de fuerza brutal, un golpe estrambótico que despertaba mi existencia para acabarla más rápido, un arrebato de poder y euforia que acabaría en un éxtasis de violencia y luego, como un rayo que estremece al bosque azotado por el granizo, vendría la muerte.

No me gustaba tener que morir así, no quería sentir las fuerzas de nuevo en mi cuerpo ni en mi alma, tenía la esperanza de morir en la desesperanza, lentamente, imperturbable, no frenético, pero mientras más me resistía más me llenaba de rabia y más de energía, mientras más quería frenar más relinchaba el potro y era fugaz su correr pero no armonioso. Las pastillas no surtían su efecto y cada vez me desesperaba más, decidí dejarme vencer por aquel impulso de vigor, se me acabaron las fuerzas de la desesperanza y ahora me invadían las de la destrucción. El ruido de las cosas que azotaba con odio iracundo opacaban mis gritos y gemidos, y el llanto de mis ojos era como para el despellejado es un baño de limón. Ya no había marcha atrás y ya ningún pensamiento pasaba por mi mente, había sido poseído por el caos y por el ímpetu irascible de destrucción, de catástrofe, de holocausto.

Mi cuerpo ya no resistía más pero mi alma poseída no descansaría hasta llevarme al final. Aquella danza visceral duró mil años aunque el reloj marcara tan solo unos minutos y acabó cuando caí al piso, parecía el final de la ópera maldita... Tan solo me había desmayado.

La tormenta había cesado y el sol empezaba a insinuarse tímido por entre las montañas. Cuando las abejas picaban sus primeras flores y los colibríes volaban presumidos desperté, me parecía increíble seguir vivo. No voy a revelarle el motivo por el cual me quería suicidar, yo no era el “único” que deseaba mi muerte. Cuando desperté, lo primero que vi fue el revolver apuntando a mi rostro y la fuerza que no se halló en mis dedos para terminar de una vez con esto. El hombre sacó un pequeño espejo de su bolsillo y me lo entregó diciéndome que intentara verlo a través de el, su reflejo no apareció.

Al parecer estoy encerrado, camino en todas las direcciones y en ninguna hay salida, ni siquiera hay esquinas, estoy atrapado en un cuarto circular. Decido recorrer de nuevo la única pared para ver si encuentro algo, ésta vez me topo con una escalera, tal vez esta sea la escalera al cielo, la que me lleve al descanso eterno si estoy muerto, o tal vez sea una salida de aquel cuarto si estoy vivo.

ARGEMIRO MORENO